Pensemos Juan Lacaze, una plan estratégico que venció al escepticismo
Entrevistamos a Enrique Gallicchio, coordinador del proyecto Pensemos Juan Lacaze por la Universidad CLAEH.
¿En qué consiste el proyecto “Pensemos Juan Lacaze”?
Es un ejercicio de planificación estratégica a mediano y largo plazo para una ciudad industrial con un modelo de desarrollo en crisis. Un modelo que durante casi todo el siglo XX funcionó muy bien desde el punto de vista de empleos, ingresos, calidad de vida, de institucionalidad, de organización, que se fue cayendo por diversas razones y que tuvo su última caída en marzo de 2017 cuando cerró Fanapel, Fábrica Nacional de Papel. Entonces hubo un aterrizaje fuerte del gobierno nacional con una serie de propuestas muy vinculadas al impacto a corto plazo y quedó toda una agenda de trabajo. Pero desde ese momento se empezó a desarrollar la idea de pensar más a futuro en Juan Lacaze. Y ahí es donde entramos nosotros.
¿Cómo y por qué la Universidad CLAEH se encarga de la coordinación técnica?
La Universidad CLAEH entra a formar parte de “Pensemos Juan Lacaze” cuando se plantea la necesidad de combinar luces cortas con largas en Juan Lacaze y nos convocan desde la OPP, a través del Programa Uruguay Más Cerca, que venía siendo apoyado por la Gerencia Territorial de ANDE. En ese momento habíamos retornado al país después de unos cuantos años fuera, yo llevaba 15 años en el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y los últimos años estuvimos en Bolivia y otros países, trabajando mucho estos temas y ellos lo sabían y nos pidieron una propuesta de trabajo para esto.
Además, el Programa de Desarrollo Local del Universidad CLAEH ya tiene 30 años, es fuerte en este ámbito porque se trata de uno de los programas más emblemáticos para la Universidad. Desde el estudio del Uruguay Rural de Juan Pablo Terra y luego en 1987 cuando se crea el Programa de Desarrollo Local con Pepe Arocena, Adolfo Pérez Piera, Javier Marsiglia, nuestra historia está muy vinculada a estos temas.
Eso generó a nivel continental una metodología, una forma de ver el desarrollo local por lo que fue bastante natural que nos llamaran. Hay muchas instituciones en el país que trabajan este tema, pero en este plano la Universidad CLAEH tiene puntos a favor porque está en nuestro ADN la preocupación por lo social, por lo político, por la gente, esa cosa más cercana. Hace unos años el lema de la Universidad CLAEH era “enseñamos porque investigamos” y esto también tiene un componente muy fuerte de investigación en temas de municipios, de gobernanza multinivel, de participación, de planificación participativa, de cadenas de valor territorial. Todos temas más académicos, pero que están plasmados en un contexto territorial, en concreto, en el proceso de “Pensemos Juan Lacaze”.
Además, la Universidad CLAEH tuvo un rol crucial en el aterrizaje del proyecto, incorporando al equipo un economista territorial que tuvo rol muy potente, y un animador local que fue el encargado del día a día en identificar a personas, instituciones, organizaciones y motivar a seguir con el proceso.
Es en la tarea que estamos ahora, cómo hacemos para que esto no sea un plan más, que ya no lo es, porque ya hay una serie de compromisos, por eso el trabajo de la Universidad CLAEH va a ir en dos niveles. Por un lado, ayudar a los actores locales para la gestión de los asuntos y a la articulación entre niveles. Y por otro, fortalecimiento de capacidades hacia el mayor empoderamiento del Grupo impulsor para seguir conduciendo este proceso cuando no esté el apoyo nuestro, y hacia una mayor participación social. Y también vamos a trabajar muy fuerte en el tema jóvenes, porque al final esto es para ellos.
¿Cuáles son las acciones principales?
Hay varias líneas principales: puerto, parque industrial, agencia de desarrollo, género, jóvenes, microrregión… Vamos a trabajar con planes específicos por tema. Pero siempre desde el enfoque de la Universidad CLAEH de no caer avasallando a los territorios sino generar empoderamiento.
¿Cómo comenzó el proceso Juan Lacaze?
Se creó un primer foro que marcó mucho la cancha en cuanto había que pensar en otro camino para Juan Lacaze. Luego hubo un ciclo de talleres trabajando con la gente, en base a tres asuntos muy importantes: qué tenemos, qué queremos, qué podemos. De alguna manera marcan todo. Qué tenemos en cuanto a sistema de actores, organización social, producción, todo lo que tiene Juan Lacaze, organizaciones deportivas y sociales de diferente nivel… Qué queremos acerca de la visión, hacia donde querían rumbear como territorio. Y por último un análisis de las potencialidades y restricciones acerca del qué podemos. Y luego empezamos un análisis ya más técnico de cadenas de valor. La gente identificó veintitantos sectores de producción por donde se podía pensar el futuro desarrollo de Juan Lacaze y ahí vino un trabajo técnico de la Universidad CLAEH para ayudar a priorizar, y aterrizar en tres, en base a todo ese trabajo participativo.
Así presentamos los ejes estratégicos articulados en tres cadenas de valor.
Por un lado, un polo más logístico vinculado al puerto comercial y al parque industrial, ya que Juan Lacaze nace como un puerto que luego por diferentes razones se había quedado atrás. Pero el puerto tiene un lugar estratégico fundamental por estar enfrente al de Buenos Aires y hay un parque industrial que puede operar en servicios y logística vinculados a ese puerto.
Luego un polo más en el tema de turismo y puerto deportivo. Juan Lacaze tiene un puerto deportivo precioso que no se podía utilizar por la contaminación del agua y un olor brutal, vinculados a la fábrica de papel. Al cerrar la fábrica de papel ya no existen más olores y baja la contaminación y empiezan a venir del lado argentino embarcaciones deportivas (yates y veleros). El puerto de Colonia tiene las amarras topadas y lo más cercano después son los puertos de Buceo y Piriápolis, entonces Juan Lacaze también puede operar como puerto deportivo. Las amarras se llenaron sin hacer ningún tipo de difusión y ahí se generó un proyecto, por un lado, vinculado a este puerto deportivo para generar condiciones y que haya servicios para esta gente que llega a Juan Lacaze, y por otro una vinculación con el turismo. Juan Lacaze es una ciudad industrial y no tiene los atractivos que tienen otras ciudades del departamento de Colonia. Pero sí se identificó que puede operar como puerto de entrada al turismo o articulación microrregional del puerto de Colonia de Sacramento, que es puerta de entrada de 2.000.000 de turistas al año. Así hay una oportunidad para Juan Lacaze.
El tercer polo está vinculado al conocimiento y la educación, que llamamos “ciudad del conocimiento”, y es más ambicioso. En Juan Lacaze hay una cultura de trabajo de prácticamente un siglo de gente que ha trabajado en entornos industriales y hay un saber hacer en ciertos temas. Fue un tema muy debatido y veían que había una oportunidad con las experiencias de descentralización universitaria que se están dando en el país. Nosotros éramos bastante escépticos, hicimos un taller y empezaron a aparecer cosas que no nos imaginábamos. Por ejemplo, en un taller con gente joven se empezó a formar un núcleo de gente interesada en desarrollar su formación. A ese taller invitamos a la UTEC, al viceministro de Industria, Guillermo Moncecchi, que viene del ámbito de la TIC y empezaron a proponer cosas para hacer en el ámbito formativo y de negocios en común en Juan Lacaze.
En paralelo a todo esto, y que tiene que ver con este tercer polo, el club social más emblemático de Juan Lacaze, el club Cyssa, entra en una crisis y la Secretaría General de Deportes, en alianza con la Intendencia, decide comprarlo para generar allí una especie de centro de desarrollo local más allá de lo deportivo.
Así se pone a disposición un lugar muy emblemático y rápidamente se genera una alianza entre la Secretaría General de Deportes, OPP, ANDE y la UTEC para generar un cowork que ya tiene la plata, el estudio arquitectónico y los contenidos. En paralelo, la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial, que está promoviendo planes locales de ordenamiento territorial, participa haciendo sinergia con el marco estratégico local. Así hay cantidad de organismos nacionales de diferente tipo interesados y se viene generando un circulo virtuoso entre acciones sectoriales y la agenda estratégica local.
Cada una de estas cadenas de valor necesita de gestión para concretarse y no ser un plan estratégico más, de libro. Ahí se trabaja mucho con el ámbito nacional de gobernanza para que cada organismo genere un compromiso articulado con la estrategia local. En este plano, Uruguay Más Cerca, apoyado por la ANDE, cumple un rol crucial.
¿Qué rasgos diferenciadores tiene este proceso?
Lo más diferente de “Pensemos Juan Lacaze” es la gobernanza del proyecto porque a nivel local se constituyó un Grupo Impulsor que le da orientación y aval social y político, que está conformado por el Municipio de Juan Lacaze, la intendencia de Colonia, el Centro Comercial representando al sector privado, el PIT-CNT, el CUOPYC y la Agencia de Desarrollo Económico. Es el grupo que conduce y le da articulación al proceso. Es bien importante porque ya en la propia conformación de este Grupo Impulsor está la Intendencia y está el Municipio, que son de diferentes partidos pero trabajan juntos en este impulso. Y también está el sector sindical y el sector privado. Así generó ya de entrada unos ámbitos de articulación que nos parecieron bien importantes. Además, como la Universidad CLAEH tiene un enfoque del desarrollo local no localista sino con una perspectiva de gobernanza multinivel, se articula con un grupo de organismos nacionales que también apoyan el proceso. Con la coordinación de la OPP, se generó un ámbito de articulación donde estaba la ANDE, el INEFOP por el tema de formación profesional, el Ministerio de Industria por el tema de coordinación de PYMES, el Ministerio de Turismo y el Ministerio de Vivienda, sobre todo la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial. Luego se involucró la Secretaria Nacional de Deportes y algunos otros actores interesados como la Administración Nacional de Puertos. Se conformó entonces un grupo de gobernanza multinivel que concretamos en el caso de “Pensemos Juan Lacaze”.
Es importante destacar que estamos hablando de un plan de trabajo que no es algo que haya elaborado la Universidad CLAEH y lo haya negociado con la OPP, se trata de un plan de trabajo que elaboramos conjuntamente con el grupo impulsor, por lo tanto está totalmente avalado a nivel local y departamental.
¿Cuál fue el principal temor a la hora de desarrollar el proyecto?
Uno de los temas que nos preocupaba mucho era el de la participación en el sentido de cómo potenciarla. Porque si bien había un grupo impulsor del proceso la idea era que todo permeara fuerte en la población Juan Lacaze y que tuviera sustento social potente. Esto también está en el ADN de la Universidad CLAEH, temas vinculados a la participación que el desarrollo local ayuda más a concretarlo. Entonces ahí generamos una serie de acciones. Todo el proceso comenzó con un foro abierto a toda la población de Juan Lacaze en el que participaron más de 200 personas, un movimiento bastante importante comparando con otros procesos regionales. Desde la Universidad CLAEH aportamos al foro un tema fuerte como fue la experiencia latinoamericana de la Villa El Salvador en Perú, una experiencia muy emblemática de desarrollo económico local y de participación para el desarrollo local y una metodología que en parte manejamos que se llama “el mapa de la riqueza”, que cuestiona partir de la pobreza al planificar, por supuesto reconoce su existencia pero se centra en que todos los ámbitos locales tienen riqueza: en gente, en organización, en producción… y trabajamos sobre esas fortalezas. Trajimos esa experiencia, trajimos al foro un economista nacional, Gabriel Oddone, de mucho porte en cuanto al análisis y fue muy enfático en que había que pensar un nuevo modelo de desarrollo para Juan Lacaze. En ese momento empujó a abrir nuevos caminos porque había gente que hacía fuerza para que alguien les salvara con el viejo modelo, ya fuera Estado o un inversor privado, y Oddone fundamentó que eso no iba a suceder y que se debía encontrar un nuevo camino.
¿Cuáles fueron los obstáculos iniciales?
El contexto inicial fue uno de los obstáculos porque cuando empezamos la planificación participativa había un escepticismo brutal, nos llamaron “vendehumos” y que estábamos haciendo los deberes al gobierno. En reuniones con actores locales nos lo dijeron y era bueno porque se había creado un clima de confianza. Para algunos era un operativo político y algo más de lo mismo que no iba a cambiar nada, que era inviable y que en realidad la única salida era que el gobierno pusiese tantos millones de dólares para volver al viejo modelo de desarrollo, aunque también había muchísimas personas convencidas de la necesidad del cambio de modelo y el diálogo fue muy fructífero. Creo que fuimos ganando el espacio y la credibilidad y el tema del puerto es un asunto fundamental para la credibilidad. Además dentro de ese contexto de escepticismo estaban los trabajadores, los papeleros que fueron despedidos en este último ciclo y que eran uno de los sujetos principales. Participaron los dirigentes sindicales, pero no los trabajadores, ya que en general estaban esperando volver al viejo modelo. Entonces hubo que convivir al principio con esa situación de escepticismo. También mucha gente que lo veía muy político en el sentido partidario y hubo que priorizar lo territorial sobre lo partidario. Y luego el tema de que fuera realmente participativo porque había en mucha gente de Juan Lacaze la idea de que al final del día iba a haber una elite local que iba a tomar las decisiones. Y cuando esto empezó en serio, muchos de los tomadores de decisiones locales que no participaban en los primeros talleres, cuando empezaron a ver las decisiones que se tomaron empezaron a participar.
Y el otro tema que vamos a tener que vencer es el cultural, vinculado al tipo de trabajo que están acostumbrados a hacer históricamente. Esto va a ser otra lógica, no va a haber empresas de 300 empleos, va a ser una cosa mucho más difusa que ojalá que genere un círculo virtuoso con el parque industrial que tiene en la actualidad 60 diferentes empresas y que creemos que puede crecer por lo menos por 10. Pero van a ser siempre empresas de 15-20 empleados y vinculadas a servicios logísticos del puerto, porque Juan Lacaze tiene una cantidad de saberes industriales que ya tienen como capacidades propias y ha habido trabajo del INEFOP fortaleciendo esto a través de cursos y capacitaciones.
Otra dificultad a superar fue lo multinivel porque en este país no se coordina lo suficiente y mucho menos en territorio y creo que ahí hemos generado un modelo que había mucho interés de replicar en otros lados ya que ha generado interés más allá de Juan Lacaze. Creemos que en este plano hemos ayudado a la OPP a coordinar mejor las acciones en territorio, les ofrecimos un marco y desde Uruguay Más Cerca se ha generado toda una coordinación interministerial que sintoniza con lo construido en Juan Lacaze.
¿Qué impacto ha tenido todo esto en Juan Lacaze?
Lo que uno palpa es que cuando llegamos había gran desesperanza y todo esto es fácil de decir, pero difícil de hacer. El tono era “de esta no salimos” y hoy día por lo menos hay una luz al final del túnel. Eso es un logro. Por supuesto hay gente que lo cree y participa y otros no, pero eso es normal en cualquier sociedad del mundo. Por eso estamos contentos con el proceso que generado. Explicar técnicamente que no es viable volver al viejo modelo de desarrollo por las razones que sean no es sencillo. Pero creo que al final lo hicimos bien porque no fue conflictivo. Todo es cuestión de comenzar a dialogar. Y en ese sentido se ha creado un clima de confianza y al final hay mucho apoyo local. Ahora se avecina una etapa igualmente difícil, de gestión y de concreción de todo lo planificado, que va a dar mucho trabajo, pero que estamos muy felices de que tanto el grupo impulsor de Juan Lacaze como la OPP hayan confiado en el Programa de Desarrollo Local de la Universidad CLAEH.
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