Consultas por dolor toracico y por ataque cerebral en tiempos de pandemia

SUAT Emergencia Médica, Facultad de Medicina Universidad CLAEH
20 de mayo de 2020

Antecedentes

La pandemia de enfermedad por Covid-19 ha determinado alteraciones en la atención sanitaria más allá de la debida a la
relacionada a la enfermedad producida por el virus. Esto se  ha manifestado de maneras diversas en diferentes países,
comprobándose un descenso de los ingresos por síndrome coronario agudo en Italia 1 ,reducción en las hospitalizaciones
por infarto agudo de miocardio con elevación de ST y sin elevación de ST en EE.UU. 2 , mientras que en Inglaterra el número de consultas por infarto de miocardio y por ataque cerebrovascular al servicio de ambulancias de emergencia no se modificó 3. Con la finalidad de conocer lo ocurrido al respecto en nuestro país se realizó la presente investigación.

Métodos

Se analizaron los llamados realizados a SUAT, una organización de emergencia médica prehospitalaria con un área de cobertura centrada en Montevideo y Ciudad de la Costa, desde el 13 de marzo (día en que se implantó la emergencia sanitaria) al 19 de mayo de 2020. Se contabilizó el total de consultas por infarto agudo de miocardio, angor o dolor torácico (dolor torácico) y por ataque cerebral o por cuadro clínico presuntivo de ello (ACV). Esos números se compararon con la cantidad de consultas realizadas por los mismos motivos entre el 13 de marzo y el 19 de mayo de 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019. Se comparó el número del periodo de pandemia con los observados en los 5 años previos y con su promedio. Se analizó la variación de las proporciones de llamados por dolor torácico y de ACV respecto al total de llamados del período.

Las diferencias de proporciones se analizaron mediante el test de chi2 . Se consideró significativo un valor p <0,05.

Resultados

En el período de pandemia hubo 286 llamados por dolor torácico, mientras que en los 5 años previos hubo 526, 522, 447, 508 y 441 por ese motivo respectivamente p<0,007) (Fig. 1), es decir una reducción de 43%. En el período de pandemia hubo 78 llamados por ACV, mientras que en los 5 años previos hubo 133, 159, 134, 142 y 113 por ese mismo motivo respectivamente (p<0,001) (Fig. 2), es decir una reducción de 42% de las consultas por este motivo.

Conclusiones

La declaración de emergencia sanitaria en Uruguay ha permitido contener los casos de Covid-19, estando nuestro país en-
tre los que mejor han manejado la situación hasta el momento5. Una circunstancia inesperada es la que surge de la pre-
sente investigación: un importante descenso en las consultas por dolor torácico y por ACV.

 

Dada la recomendación de quedarse en casa y evitar concurrir a los centros asistenciales, era esperable que disminuyesen las consultas a las emergencias móviles, pero no que se redujesen las vinculadas a cuadros de emergencia o de presumible emergencia como los analizados. Esto es similar a lo observado el Italia y EE.UU. y diferente a lo ocurrido en Inglaterra. Se necesita investigar para entender cuáles son las causas de este fenómeno.

Figura 1. Evolución de las consultas por dolor torácico del 13
de marzo al 19 de mayo desde 2015 a 2020

Figura 2. Evolución de las consultas por ACV del 13 de marzo
al 19 de mayo desde 2015 a 2020

Referencias

1. De Filippo O, D'Ascenzo F, Angelini F, et al. Reduced Rate of Hospital Admissions for ACS during Covid-19 Outbreak in
Northern Italy. N Engl J Med. 2020 Apr 28 : NEJMc2009166

2. The Covid-19 Pandemic and the Incidence of Acute Myocardial
Infarction. N Engl J Med 2020 May 19: NEJMc2015630

3. Holmes JL, Brake S, Docherty M, Lilford R, Watson S. Emergency
Ambulance Services for Heart Attack and Stroke During UK's
COVID-19 Lockdown. Lancet 2020 May 14:S0140-6736(20)31031-X

4. Who is beating Covid-19. https://www.endcoronavirus.org/

COMENTARIO

Una mirada desde el Humanismo Médico

Humberto Correa

Creo que el resultado de esta investigación es un dato objetivo significativo. Es significativo porque sugiere fuertemente la forma como el efecto psicosocial de las medidas aconse jadas para contener una enfermedad coincide con una modificación real del número de consultas por otras causas e incluso por eventos potencialmente mortales.
Es evidente que a los pacientes de la primera semana de pandemia en Uruguay no se les prohibió consultar sino que su motivación de consultar por síntoma que usualmente son considerados serios, o potencialmente graves, por los propios interesados(y que de ordinario los llevaba a llamar al servicio de emergencia) se vio contrarrestada por el miedo a contraer otra enfermedad que en general tiene menos mortalidad.
Es cierto que a la edad en que predominan el angor y el ACV la mortalidad por CoVID puede ser igual pero no creo que mayor.
¿Qué paso con esas “no consultas” en marzo de este año 2020? ¿Podría tratarse de cuadros que no justificaban consulta aún en tiempos normales pero que igual motivan al usuario a llamar? ¿Es que la mitad de los cuadros que en tiempos “sin. CoVID”  arecen angor o ACV no son tales? ¿O esos pacientes mejoraron. espontáneamente? ¿O parte de ellos murieron?

Para acercarnos más a una respuesta adecuada habría que corroborar las muertes por causa coronaria o ACV en el mismo período de varios años previos al CoVID y en el año del CoVID en la misma semana. Puede aventurarse la interpretación (que creo bastante próxima a la verdad) de que este resultado sorprendente – una “observación privilegiada” – es una muestra evidente de la in-
fluencia de factores psicológicos sobre la valoración por parte el interesado de ciertos síntomas normalmente alarmantes y que son reconocidos como tales por la gente común en tiempos distintos al que cursa esta epidemia.

Otra hipótesis es que el reposo en casa de esa franja estaría haya disminuido el estrés que producen conducir, andar en la ciudad, o realizar trámites en un medio algo hostil como es “la calle”. Consecuentemente esa “calma hogareña” habría disminuido los picos de aumento de tensión arterial que acompañan al estrés y la repercusión arterial habría sido menor.

Esta última hipótesis se debilita frente al ejemplo ingles en que nada cambio. ¿Podría la cultura o el carácter del inglés medio explicar que la motivación de consulta ante síntomas importantes no haya variado, o que esa población valore mejor lo que es potencialmente grave?

Son muchas preguntas y reflexiones para contestar y realizar respectivamente, pero creo qué hay otro motivo estratégico para hacer pública esta observación y es que se trata de la primera observación nacional documentada al respecto y por otra parte conviene ir ampliando el espectro de la mirada y el interés y sin olvidar para nada la epidemia en curso, atender a otros aspectos sanitarios, psicológicos y sociales que ocurren simultáneamente.

La comprobación es interesante y puede dar lugar al intensificar otra línea de investigar en salud psicosocial. Me recuerda al aumento de los infartos en Alemania cuando su equipo disputa mundiales.

Humberto Correa